The essay discusses the correlation between Immanuel Kant’s ethics, especially his views on human duties toward animals, and John Maxwell Coetzee's literary depiction of man’s struggle to rediscover the meaning of humanity by tending unwanted animal corpses. Hence, it firstly concentrates on the key issues concerning Kant's moral philosophy, placing particular emphasis on the third formula of his categorical imperative, the so-called formula of humanity as an end in itself, and on elucidating the thinker's contention that good treatment of animals, that is, as if they were moral agents, improves in humans the propensity to treat other people well. The essay argues that the manner in which people treat animals, approached from the Kantian perspective, partakes in the duty to improve their own morality and, thus, their humanity. After examining Kant's outlook on animals, the essay discusses Coetzee's 1999 novel Disgrace. In particular it scrutinizes the figure of an aging literature professor, David Lurie, who, having been expelled from his university for sexual abuse, moves to the country. Here he engages in putting down unwanted animals and also in taking personal care for incinerating their bodies with decency and respect. Adopting the perspective of Kantian philosophy, the essay argues that Lurie's concern for animal corpses, despite its apparent pointlessness, can be seen as indicating the renewal of his humanity. In a sense, then, it is nature (unwanted animals and their corpses) that makes Lurie rediscover his humanity. The essay concludes by maintaining that Disgrace, when coupled with Kant's moral theory, is a novel conveying the (Kantian) idea that the manner in which people frame nature, that is, how they relate to it, is formative of the manner in which they frame their own humanity. Resumen Este ensayo analiza la correlación existente entre la ética de Immanuel Kant, especialmente sus opiniones sobre las obligaciones de los seres humanos hacia los animales, y la descripción literaria que hace John Maxwell Coetzee de la lucha de un hombre por redescubrir el significado de su humanidad ocupándose de cadáveres de animales no deseados. Se centra, por ello, en su primera parte en los temas clave de la filosofía moral de Kant, haciendo especial hincapié en la tercera formulación de su imperativo categórico, es decir, la llamada formulación de la humanidad como un fin en sí misma, y en la elucidación de la controversia kantiana de que el buen trato dado a los animales, o sea, el hecho de tratarlos como si fueran agentes morales, mejora la propensión del ser humano a tratar bien a las demás personas. El ensayo sostiene que la manera en que la gente trata a los animales, examinada desde una perspectiva kantiana, contribuye al deber de mejorar su propia moralidad y, con ello, su humanidad. Tras la parte dedicada al punto de vista kantiano sobre los animales, el ensayo examina la novela Desgracia de Coetzee, publicada en 1999, y, en particular, el personaje de un profesor de literatura cincuentón, David Lurie, quien, tras haber sido expulsado de su universidad por acoso sexual, se traslada al campo donde se dedica a eutanasiar e incinerar con decencia y respeto a animales no deseados. Desde la perspectiva de la filosofía kantiana, el ensayo argumenta que la preocupación de Lurie por los cadáveres de animales, a pesar de su aparente falta de sentido, podría ser considerada como un signo de la renovación de su humanidad. En cierto modo, es la naturaleza (los animales no deseados y sus cadáveres) la que hace redescubrir a Lurie su humanidad. El ensayo concluye sosteniendo que Desgracia, combinada con la teoría moral de Kant, es una novela que transmite la idea (kantiana) de que la forma en que los seres humanos encuadran a la naturaleza, es decir, su forma de relacionarse con ella, configura la manera en que encuadran a su propia humanidad.