<strong>En un mundo como el actual, determinado por un cambio continuo e inesperado y por una creciente globalización, el paradigma clásico de una universidad tradicional y casi inmutable, no resulta muy congruente con las nuevas realidades y demandas sociales y científicas, tanto actuales como futuras. El conocimiento, en vez de contribuir a la igualdad entre las personas, más bien contribuye a todo lo contrario, pues marca desigualdades entre los países y entre las personas; asimismo, contribuye al subdesarrollo, es decir, a la ventaja de unos sobre otros y fomenta la desigualdad poniendo en ventaja a unas personas sobre otras, a algunos países sobre otros. ¿Qué rol desempeña la Universidad para disminuir las brechas sociales y las desigualdades?<br />La universidad en nuestro país y sobre todo la universidad pública, debe esforzarse por la democratización del conocimiento. Necesitamos democratizar el conocimiento, pues el Saber es Poder y el Poder pertenece a toda comunidad democrática.<br />La universidad debe orientar todos sus esfuerzos para que los individuos y los grupos organizados participen plenamente de la vida en sociedad en la que viven, es decir, se debe conducir para erradicar toda situación de desigualdad brindando oportunidades a los miembros de la sociedad para vincularlos con las dinámicas sociales y sobre todo, en sus procesos de participación ciudadana para afianzar la democracia en los pueblos emergentes.<br />La democracia en países emergentes como el nuestro, ha demostrado ser bastante frágil, con gran inestabilidad institucional, política y económica. La democracia no es solo una forma de gobierno o de organización del poder político. Vivir en democracia implica que tanto ciudadanos como autoridades ejerzan con responsabilidad sus derechos, sus libertades y obligaciones con apego a ley y al respeto de los individuos y sus libertades.</strong>