Parte este trabajo, del concepto clásico de argumentación, para desarrollarlo posteriormente en favor de quien debe utilizar las técnicas adecuadas con miras a convencer o persuadir en determinada dirección, a un receptor que debe sumarse a su propuesta. De esta manera tomaremos como base el libro de Perelman referido, en especial el capítulo, ´La argumentación, el orador y su auditorio´. Es entonces claro nuestro objetivo de incrementar con puntos concretos, la habilidad del orador para que su desenvolvimiento ante su variado auditorio –jueces, contraparte, testigos, jurado, etc.- sea óptimo, no solo con las técnicas argumentativas adecuadas a cada situación, sino con un desempeño eficiente de todos los elementos que deben alimentar su discurso. Veremos como todo esto va más allá del manejo de una lógica perfecta en las fundamentaciones de sus tesis; vale decir, una preparación física adecuada, una disposición psicológica firme, un dominio corporal en todas sus facetas, una hegemonía profunda de la esencia de sus planteamientos y un conocimiento previo y cabal del conjunto de personas que desea adherir a su proposición. En este camino, incluiremos interesantes puntos de vista y experiencias, tanto de reconocidos autores, como de quien suscribe estas líneas.