This text seeks to explore the Argentine films Castro (Alejo Moguillansky, 2009) and El asaltante (Pablo Fendrik, 2007) from within the displacement of their characters through the city. This transit configures the organising element of the plots, determining the direction and rhythm of events. The escape motto will structure the film analyses, which are also twinned by the sensory apprehension that comes from the spaces they travel through. The notion of escape, as explored by Esteban Dipaola in Argentine cinema of the 1990s, continues to throb in mid-to-late 2000s production, and in these films represents the means by which the protagonists deploy critical attitudes—sometimes radical and explosive, sometimes silent—in the face of fixed notions, suggesting some scepticism about the “stability” and “order” that they (dis)encounter in normality.
RESUMEN Este texto busca explorar los largometrajes argentinos Castro (Alejo Moguillansky, 2009) y El asaltante (Pablo Fendrik, 2007) a partir del desplazamiento de sus personajes por la ciudad. El transitar se configura como elemento organizador de las tramas, determinando la dirección y el ritmo de los acontecimientos. El tema de la fuga irá estructurando los análisis de las películas, las cuales también están relacionadas por la aprehensión sensorial que hacen de los espacios que recorren. La noción de fuga, tal y como fue explorada por Esteban Dipaola en el cine argentino de los años 90, continúa vigente en la producción de mediados/fines de la primera década del siglo XXI, y en estas películas es el recurso por medio del cual los protagonistas despliegan actitudes críticas – a veces radicales y explosivas, y a veces silenciosas – frente a nociones convencionales, lo cual hace pensar que existe un cierto escepticismo con relación a la “estabilidad” y al “orden” que ellos (des)encuentran en la normalidad.
RESUMO Este texto busca explorar os longas-metragens argentinos Castro (Alejo Moguillansky, 2009) e El asaltante (Pablo Fendrik, 2007) a partir do deslocamento de seus personagens pela cidade. O transitar configura-se como elemento organizador das tramas, determinando a direção e o ritmo dos acontecimentos. O mote da fuga estruturará as análises dos filmes, os quais também se irmanam pela apreensão sensorial que fazem dos espaços que percorrem. A noção de fuga, conforme explorada por Esteban Dipaola no cinema argentino da década de 1990, continua a pulsar na produção de meados/fins dos anos 2000, e é, nestes filmes, o recurso através do qual os protagonistas desdobram atitudes críticas – às vezes radicais e explosivas, às vezes silenciosas – diante de noções fixas, sugerindo certo ceticismo em relação à “estabilidade” e à “ordem” que eles (des)encontram na normalidade.