scholarly journals Salud mental y porte de armas en personas que laboran para el Estado como agentes de seguridad

Sapientia ◽  
2021 ◽  
Vol 11 (4) ◽  
pp. 38-45
Author(s):  
Marisín Gisela Tuñón Escobar

La evaluación psicológica para el porte de armas, es un requisito indispensable del proceso para su obtención. Dentro del ejercicio profesional, es una labor infrecuente en comparación con otras áreas, pero de un gran nivel de detalle, exhaustividad, responsabilidad y conciencia. El porte de armas se relaciona socialmente con mayor prevalencia y exposición a situaciones de violencia, por lo que datos empíricos sugieren que personas con los siguientes indicadores no deber ser candidatos aprobados en esta evaluación: impulsividad, consumo de sustancias, esquizofrenia, depresión psicótica, trastorno bipolar, inestabilidad emocional, daño cerebral, alto nivel de estrés social, inteligencia limítrofe, escaso conocimiento del uso del arma de fuego y la ley, hipocondría, trastornos de personalidad límite o antisocial, aislamiento social, aprehensión, paranoia, entre otros.

2021 ◽  

Objetivo: determinar la relación del consumo varios tipos de sustancias con la prevalencia de diagnóstico de distintos trastornos mentales. Material y métodos: Se ha analizado una muestra de 88 pacientes de una USMC con población mixta rural-urbana cuyo factor común fue el tratamiento con ILPs. Se revisaron las HC para obtener información acerca del consumo de sustancias y diagnóstico en Salud Mental. Resultados y conclusiones Alcohol (n=4): 3 diagnósticos de esquizofrenia y 1 de CI bajo. Cocaína (n=3): 2 diagnósticos de esquizofrenia, 1 de trastorno psicótico de otro tipo, no esquizofrénico. Tabaco (n=19): 12 diagnósticos de esquizofrenia, 2 de trastorno de personalidad y “otros trastornos psicóticos”, 1 de trastorno bipolar, trastorno esquizoafectivo y CI bajo (1 sujeto/grupo). THC solo (n=14): 9 diagnósticos de esquizofrenia, otros 2 de “otros trastornos psicóticos”, y 1 sujeto en los grupos de trastorno afectivo bipolar, trastorno esquizoafectivo y CI bajo. THC con otras sustancias (n=5): se recogieron los consumos de THC con otras sustancias, encontrándose 5 pacientes: THC + cocaína (n = 1): trastorno esquizoafectivo. THC + estimulantes (n = 1): diagnóstico tipificado como “otro” en recogida de datos (no perteneciente a ninguno de los grupos mencionados). THC + cocaína y éxtasis (n = 1): otros trastornos psicóticos. THC + cocaína y heroína (n = 2): un sujeto con juicio clínico de “otros trastornos psicóticos” y otro con el de trastorno esquizoafectivo. La N limitada, así como la escasez de registros de consumo en HC, son una limitación a la hora de arrojar conclusiones. Sería interesante recomendar un mejor registro en las HC del patrón de consumo de tóxicos. Puede servir como aproximación para próximos estudios el hecho de que en una muestra cuyo factor común es el tratamiento con ILPs, el consumo de alcohol tenga menor relevancia que el consumo de THC.


2021 ◽  

Se presenta el caso de una paciente de 28 años, huérfana desde la infancia (su tía fue quien se encargó de su cuidado), que inicia consumo de tóxicos en la adolescencia (alcohol y cannabis a los 16 años, y posteriormente speed, cocaína, LSD, opio y estramonio). Tanto su madre como su tía presentaban patrón de abuso de alcohol. A sus 19 años, comenzó estudios de Filosofía en la Universidad, que finalmente abandonó. La paciente inició contacto con Salud Mental en un primer ingreso en 2012, con un diagnóstico inicial de Trastorno Psicótico Inducido por Sustancias, experimentando vivencias en forma de flashbacks (habituales al combinar cannabis, alcohol y alucinógenos) y alucinaciones auditivas con importante repercusión emocional. Posteriormente, ha realizado seguimiento en Hospital de Día y Consultas externas, habiendo precisado 6 nuevos ingresos hasta la actualidad. En el 2019, recibe el diagnóstico de Trastorno Bipolar, al haberse observado durante su evolución fases maníacas y depresivas (muchas de ellas en el contexto de consumo de tóxicos, acompañándose de sintomatología psicótica inicial que cede rápidamente al interrumpir el consumo). Como sabemos, ha sido ampliamente descrito en la literatura científica que el consumo de sustancias en pacientes con otras patologías psiquiátricas dificulta el diagnóstico, tratamiento y abordaje, y ensombrece el pronóstico. La paciente ha recibido distintos tratamientos psicofarmacológicos, y durante estos años, se ha procurado que disponga de un abordaje multidisciplinar, apoyándose también en asistencia a comunidades terapéuticas, intervención por parte de Trabajo Social, y atención a la familia. Además, ha sido diagnosticada recientemente de Hepatitis Autoinmune, por lo que realiza seguimiento y tratamiento por parte del Servicio de Digestivo. En este momento, la paciente se encuentra estable y mantiene abstinencia y buen cumplimiento terapéutico, realiza actividades y cuenta con un adecuado soporte socio-familiar.


2021 ◽  

OBJETIVOS: El objetivo de este estudio es analizar en una muestra de 679 pacientes con trastornos mentales y el consumo de sustancias existente asociado a dichas patologías. MATERIAL Y MÉTIDOS: Se realiza un análisis descriptivo retrospectivo de un año de una muestra de un total de 679 pacientes atendidos en consultas externas de Psiquiatría de la provincia de Toledo. Se describen los trastornos mentales más frecuentes y el tipo de consumo de sustancias asociado dentro de sus antecedentes personales toxicológicos. Se utilizan buscadores como PubMed o Medline para la obtención de documentación bibliográfica que apoye los datos de este trabajo. RESULTADOS: En el 47,7% de la muestra analizada hay antecedentes de consumo de sustancias, entre los que encontramos: un 77,8% de consumo de tabaco, un 4% de alcohol, un 3,4% de cannabis, un 1,2% de cocaína, un 0,3% de otras sustancias y un 13% consumen o han consumido a lo largo de su vida varias sustancias de manera simultánea. Los trastornos mentales más frecuentes asociados a consumos son: trastorno depresivo persistente, trastorno adaptativo, trastorno bipolar, esquizofrenia, trastorno depresivo mayor, trastorno depresivo recurrente, trastorno límite de la personalidad, trastorno mental no especificado y trastorno de ansiedad generalizada. CONCLUSIONES: Dentro de un número importante de pacientes con diferentes patologías mentales que acuden a las diferentes unidades de Salud Mental encontramos una característica común, el consumo de sustancias, siendo este un factor pronóstico importante a tener en cuenta con implicaciones en la práctica clínica y el abordaje terapéutico de los pacientes.


2021 ◽  

Descripción precisa de los objetivos: En la literatura científica se expone el suicidio como una consecuencia grave en los pacientes que presentan trastornos por uso de sustancias, y más del 40 % de los pacientes duales revelan ideas de suicidio. Por ello nos parece interesante enfocar el punto de mira analizando la relación entre los suicidios consumados y consumo de sustancias u otro trastorno mental. Material y métodos: Mediante un estudio observacional descriptivo examinamos el total de personas con muerte autoinfligida intencionada en 2020 en el Área de Salud de la provincia de Cáceres, siendo una muestra de 30 personas (10% mujeres y 90% hombres) con una edad media de 63 años. Recogemos a través de JARA la historia de consumo de sustancias y los antecedentes en salud mental, siendo estas las variables a estudio. Resultados y conclusiones: De los datos analizados desconocemos lo referente a 2 de los 30 individuos suicidados. Surgen 12 sujetos sin historia de consumo de drogas de abuso, reduciéndose a 4 al incluir benzodiacepinas. La droga de abuso mas prevalente fue el alcohol, seguida del tabaco y en menor rango cannabis, cocina y resto de sustancias ilegales. Sin embargo, al tener en cuenta el uso de sustancias prescritas, toma el primer puesto las benzodiacepinas. Entre los pacientes con historia de salud mental aparece un 56,6% del total de suicidios, destacando que el 47% presentaron conductas suicidas previas. Los diagnósticos mas relevantes resultan los trastornos depresivos seguidos del trastorno bipolar, entre otros. Finalmente objetivamos la asociación de consumo de drogas de abuso y trastornos psiquiátrico en un 30% de los suicidios consumados. Los datos extraídos no son subestimables, apoyando una especial atención a este perfil de pacientes en la práctica clínica para trabajar en la reducción de las tasas de mortalidad por suicidio.


2021 ◽  

1. Descripción precisa de los objetivos La interocepción incluye procesos mediante los cuales el sistema nervioso detecta, interpreta, e integra información del interior del cuerpo (ej. frecuencia cardiaca). Estos procesos modulan aspectos cognitivos y motivacionales. Recientemente se ha descrito una interocepción disfuncional en numerosas patologías psiquiátricas, incluidos los trastornos adictivos. El objetivo principal de este trabajo es examinar la relación entre la gravedad de psicopatología y la interocepción en sujetos con trastornos por consumo de sustancias. 2. Material y métodos 26 pacientes (15 mujeres; edad media 43 años) diagnosticados de trastornos por consumo de sustancias completaron dos cuestionarios: i) Body Perception Questionnaire (BPQ), que mide la capacidad de sentir cambios fisiológicos corporales (capacidad sensitiva interoceptiva), y el ii) DSM-5 Level 1 Cross-Cutting Symptom measures (DSM-XC), que evalúa la presencia y gravedad de 13 dominios de salud mental. La puntuación total de estos cuestionarios y sus subescalas se examinaron utilizando correlaciones simples. 3. Resultados y conclusiones Los resultados preliminares de este estudio muestran: que una mayor capacidad para detectar sensaciones corporales internas (capacidad sensitiva interoceptiva; BPQ) correlaciona con i) una mayor gravedad de sintomatología somática, y ii) una mayor gravedad de psicopatología general. Además, iii) a mayor capacidad de detectar sensaciones corporales en la región supradiafragmática, mayor es la gravedad de síntomas maníacos, somáticos, y de ansiedad reflejados en el DSM-XC. Estos resultados son coherentes con la creciente literatura que muestra el papel modulador de la interocepción en patologías psiquiátricas. Éstos indican que una alteración en la capacidad para detectar sensaciones corporales internas está asociada a una peor salud mental. Nosotros extendemos estos resultados a una muestra de pacientes afectos de trastornos por consumo de sustancias. Futuros trabajos pueden considerar estos resultados en el diseño de programas de intervención orientados a restructurar la capacidad sensitiva interoceptiva de estos pacientes.


2021 ◽  

Objetivo El Trastorno Bipolar (TB) es la enfermedad mental que con mayor frecuencia se asocia al consumo de sustancias, especialmente cannabis. El TB puede influir en la vulnerabilidad al desarrollo de adicciones, sin embargo, el consumo de sustancias incrementa el riesgo de aparición de primeros episodios maníacos, con una edad de inicio más precoz. Presentamos un caso donde se plantea si el consumo de cannabis actúa como precipitante del TB o es este último el que actúa como agravante del consumo . Descripción del caso Varón de 21 años, con antecedente de TB y consumidor habitual de cannabis desde la adolescencia temprana. Primera descompensación en 2017, con diagnostico al alta de “Trastorno psicótico con predominio de síntomas maníacos debido al consumo de cannabinoides”. Tres ingresos posteriores (en 2018, 2020 y 2021) recibiendo en los dos últimos el diagnostico de TB. Durante las descompensaciones afectivas se expone a situaciones de riesgo, protagoniza alteraciones conductuales en el domicilio, gastos excesivos que la familia relaciona con el consumo de sustancias y se involucra en múltiples proyectos. En tratamiento actual con Acido Valproico 1000mg/día, Olanzapina 5mg/día y Lormetazepam. Durante su evolución ha mantenido un consumo activo de cannabis, en cantidades variables, pero habitualmente elevadas (5-20 unidades/día) y de forma diaria, lo cual aunado a la escasa adherencia al Centro de Atención a las Drogodependencias y la reticencia a la toma de la medicación ha dificultado prolongar los periodos libres de crisis y ha interferido con el mantenimiento de un adecuado funcionamiento sociofamiliar. Conclusiones La patología dual continúa representando un reto para el clínico y la asociación entre TB y consumo de cannabis modifica la presentación, evolución y pronóstico de la enfermedad, ya que incrementa la probabilidad de presentar mayor número de episodios maniacos, mayor asistencia sociosanitaria, peor adherencia al tratamiento y mayor discapacidad funcional.


2018 ◽  
Vol 11 (1) ◽  
pp. 11-22
Author(s):  
Pedro Solís-Cámara ◽  
Rosa Martha Meda Lara ◽  
Bernardo Moreno Jiménez ◽  
Andrés Palomera Chávez

Los objetivos del presente estudio fueron identificar variables protectoras y de riesgo para la depresión y conocer cuáles de éstas discriminan entre universitarios con ideación suicida (IS) y aquellos quienes no la tienen, además de discriminar niveles de ideación. La muestra estuvo conformada por 1825 universitarios (570 varones y 1255 mujeres) del área de salud de una universidad mexicana. Los instrumentos (cuestionarios de depresión, IS, estrés académico, satisfacción con la vida, calidad de vida y bienestar psicológico) fueron enviados al correo electrónico de cada estudiante. Variables socio-demográficas, de vida académica, las sintomatologías somática y psicosomática, la actividad física, la alimentación y el consumo de sustancias también fueron valoradas. Los resultados indicaron que las principales variables asociadas a la depresión fueron la sintomatología psicosomática (p.ej., nerviosismo, problemas de concentración, etc.), el bienestar psicológico y la calidad de vida; las relaciones entre sintomatología somática, nutrición, y consumo de drogas y depresión fueron débiles. En las comparaciones hallamos consistentes decrementos en los puntajes de las variables protectoras e incrementos de las de riesgo, cuya tendencia iba desde el grupo sin IS hasta el grupo con IS alta. La sintomatología depresiva es confirmada como principal variable de riesgo para la IS y se discuten las características protectoras de constructos psicológicos tales como el bienestar psicológico y el bienestar subjetivo. Se sugiere la inclusión de estas variables protectoras en programas preventivos y de promoción de la salud en general y de la salud mental en particular.


2021 ◽  

Objetivo: Valorar patrón de ingreso en pacientes ingresados con inyectables LP de un área de Salud Mental comunitaria Metodología: Se analizan pacientes en tratamiento con un antipsicótico inyectable (Paliperidona mensual, trimestral, Aripiprazol, Risperidona y otros) en seguimiento en la USMC-Mairena y con consumo de sustancias conocido 45 de 88 (resto consumo desconocido) historias revisadas de pacientes con estos tratamientos. De las historias clínicas se extrajo también la duración de los ingresos (clasificados en “<3 días”, “3-7 días”, “>30 días”) tras inicio de tratamiento. Resultados y Conclusiones Alcohol: se observa una distribución homogénea en las cuatro categorías en las que se dividió la duración del ingreso, siendo únicamente 4 de la muestra los que ingresaron. Cocaína con ILP únicamente ingresa un paciente con un ingreso de 3-7 días. Tabaco: en el caso de los pacientes fumadores de la muestra se registró una duración mayoritaria de ingreso de entre 7-30 días (7 pacientes), seguida por 2 sujetos que ingresó por un período de 3-7 días. El 52’6% de pacientes fumadores no hay datos de ingreso hospitalario THC: un paciente tuvo un ingreso inferior a 3 días; 7 ingreso de 3-7 días; y otro paciente cuya duración de ingreso excedió los 30 días. No existen datos de ingreso de otros conusmidores de THC. THC con otras sustancias 5 pacientes en todos los casos el tiempo de ingreso se ubica entre los 7-30 días. El tamaño de la muestra es una limitación importante para sugerir posibles patrones. Resulta llamativo además el hecho de que no existan datos al respecto del consumo de casi la mitad de la muestra original. Sería objetivo registrar mejor el consumo en las historias clínicas tanto si hay presencia como si no para detectar patrones.


2018 ◽  
pp. 77-99
Author(s):  
María Soledad Llovera ◽  
Marina Scialla

En el presente artículo proponemos analizar la forma en la que se han estructurado las políticas públicas destinadas a usuarios y consumidores de sustancias consideradas “drogas” en la larga década comprendida entre los años 2003 y 2015.Para ello, realizaremos un recorrido por los principales hitos que permiten hablar del “problema droga”, revisaremos documentos públicos, legislación vigente, artículos periodísticos y bibliografía especializada, a fin de reflexionar en torno a las tensiones, contradicciones y heterogeneidades que se plantean en la legislación nacional argentina para abordar el consumo de sustancias catalogadas como ilegales. Caracterizaremos la vigencia de dos normativas tan disímiles como la Ley de Drogas N° 23.737 y la Ley de Salud Mental N° 26.657 como fruto de una larga pugna entre lo heredado y lo reformulado, aún no resuelta.


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