Con la muerte del príncipe don Juan en 1497, Isabel de Castilla y Aragón, reina de Portugal por su matrimonio con Manuel I, pasa a ser la sucesora de sus padres, los Reyes Católicos. Fallecida en el parto de su hijo Miguel, el recién nacido se convierte en el heredero de Castilla, Aragón y Portugal. Este príncipe, que podría haber cambiado el curso de la historia de la península ibérica, murió antes de cumplir los dos años, por lo que los derechos sucesorios recayeron en Juana, tercera hija de Isabel y Fernando. A través de su matrimonio con Felipe el Hermoso, la dinastía extranjera de los Habsburgo llegará a ser titular de la monarquía española. En este trabajo se analiza el tratamiento providencialista dado por los cronistas castellanos tanto a la muerte del príncipe Miguel como al nacimiento del futuro emperador Carlos V.