La disputa diplomática de Francia contra la alianza anglo-prusiana sobre el conflicto político interno en los Países Bajos, como también la posterior disputa diplomática anglo-española sobre la bahía Nootka-Sound, fueron acontecimientos que obligaron a la corona española a establecer un plan estratégico de defensa imperial preventivo. Para el caso de la Intendencia de Arequipa, sus esfuerzos se concentraron en la movilización de las milicias y en el mejoramiento de la defensa del puerto y ciudad de Arica, dirigido de acuerdo a un plan estratégico-militar elaborado por el intendente Antonio Álvarez y Jiménez. Sin embargo, la ejecución del plan de defensa causó una abierta confrontación entre las autoridades civiles y militares, así como también una lucha en la dirección del mando entre oficiales veteranos y coroneles de milicias. Por estas consecuencias, las reformas militares borbónicas introducidas en el sur peruano, durante la segunda mitad del siglo XVIII, más que una solución a los problemas políticos-militares de seguridad imperial, fueron una causa clave en la escalada de las luchas de poder entre criollos y peninsulares.