El presente texto pretende analizar algunas prácticas artísticas y culturales llevadas a cabo por y con la gente de a pie en asentamientos denominados “informales”, que son considerados lugares de conflicto, pero también, de vida y de futuro. No se trata de ofrecer una mirada pintoresca de los suburbios marginales, ni tampoco de romantizar las prácticas cotidianas de los marginados y oprimidos por la necesidad de procurarse un techo y una vida digna. Por el contrario, el objetivo es visibilizar el potencial imaginativo que poseen estos sujetos para procurarse un hábitat adecuado de supervivencia, generando, además, expresiones estéticas propias a partir de materiales en su mayoría reciclados. Con ello ponen de relieve la existencia de otros saberes relacionados con la experiencia cotidiana que resultan indispensables para la transformación social y mejora de sus comunidades, al tiempo que se construyen como lugares del disentir, de sentir de una manera distinta.
El marco en el que se desarrolla este estudio es el momento histórico que nos ha tocado vivir, cuyo modelo civilizatorio hegemónico capitalista moderno colonial de género, se caracteriza por una persistencia exacerbada del extractivismo, el despojo y la explotación de la vida humana y no humana, con una mayor incidencia y repercusión en el Sur global. Para ponerlo en discusión nos aproximaremos, desde la Historia del arte, los estudios de cultura visual y los estudios decoloniales, a los imaginarios ecosociales propuestos por el arquitecto y urbanista guatemalteco, Teddy Cruz, la artista y arquitecta eslovena Marjetica Potrč, y el colectivo artístico interdisciplinar Learning Group.